En un país donde la incertidumbre y la violencia han marcado la conversación pública durante años, Querétaro continúa consolidándose como un caso singular dentro del panorama nacional.
Lejos de atribuirse a la casualidad, este fenómeno responde a la construcción de un modelo político y administrativo que se ha desarrollado durante décadas y que combina gobernabilidad, estrategia y responsabilidad. Mientras la discusión nacional suele oscilar entre la polarización, la improvisación y la retórica, en Querétaro se ha optado por un enfoque que prioriza resultados medibles, cohesión interna y políticas públicas que impactan directamente en la vida de las personas.
En primer lugar, es imposible ignorar los avances recientes en materia de seguridad. Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la institución federal responsable de integrar y publicar las cifras oficiales sobre incidencia delictiva, muestran una disminución del quince por ciento en los homicidios durante los primeros diez meses del año.
En un contexto nacional donde la mayoría de los estados enfrenta escenarios cada vez más complejos, este dato evidencia que la aplicación de estrategias bien diseñadas y la cooperación entre instituciones pueden generar entornos más seguros. La cifra de cuatrocientos veintitrés casos en ese periodo refleja un descenso consistente, especialmente relevante si se considera el entorno nacional.
A estos avances se suma un reciente fin de semana con alta afluencia por marchas, actividades comerciales, turismo y eventos masivos que concluyó con saldo blanco. Mantener el orden en momentos de intensa actividad social no se logra con discursos vacíos, sino con planeación, coordinación y cuerpos de seguridad profesionalizados.
Este escenario contrasta con lo que se vive en diversas regiones del país, donde la población recurre a manifestaciones para exigir paz y justicia ante la inacción gubernamental. En Querétaro, por el contrario, la estabilidad se defiende con acciones concretas y resultados verificables.
Ese sentido de gobernabilidad también se refleja en la vida interna del PAN queretano. La operación política encabezada por Martín Arango, dirigente estatal del partido, ha sido determinante para restaurar el entendimiento entre militantes y líderes de San Juan del Río. Su capacidad para reconstruir puentes, conciliar posiciones y generar un clima de respeto interno demuestra que el liderazgo político eficaz no depende únicamente del discurso, sino de la habilidad para unir, escuchar y encaminar proyectos colectivos. El ambiente de diálogo permitió que distintas figuras clave del panismo refrendaran su respaldo a Memo Vega durante su primer informe legislativo, donde también estuvieron presentes el gobernador Mauricio Kuri y el diputado federal Felifer Macías. La escena evidenció una coordinación estratégica que fortaleció al grupo y confirmó que la unidad no es un concepto abstracto, sino un activo político fundamental.
Ese respaldo tiene su razón de ser en la congruencia de un proyecto que ha logrado diferenciarse del rumbo nacional. Gobernar implica asumir la responsabilidad de encarar los desafíos con visión, disciplina y cercanía. Cuando esas cualidades se convierten en política pública, los avances dejan de ser promesas y se transforman en resultados concretos que mejoran la vida cotidiana de las comunidades.
Lo que el panismo en Querétaro ha denominado el Modelo Queretano de Bien Común ha demostrado que los gobiernos que ha tenido el estado no se han limitado al desarrollo empresarial y la atracción de inversiones, rubros en los que Querétaro es líder nacional. Los números también confirman que ese mismo modelo está cerrando la brecha de la desigualdad y generando crecimiento humano y social. Según datos de INEGI y de la Secretaría de Desarrollo Social del estado, en 2020 existían setecientas cincuenta mil personas en situación de pobreza, mientras que para 2024 la cifra descendió a cuatrocientas catorce mil. Una reducción del cuarenta y cinco por ciento en apenas cuatro años no es un registro anecdótico, sino un avance estructural que cambia vidas.
Esto significa que miles de familias pasaron de vivir en incertidumbre a contar con oportunidades reales de progreso. Este logro refleja el impacto de políticas bien diseñadas que ponen a las personas en el centro y se ejecutan con orden y continuidad.
En Querétaro también se entendió que no basta con transferencias sin planeación ni con medidas que fomentan la dependencia gubernamental. Una política social efectiva debe integrarse con servicios, infraestructura y programas de desarrollo humano. Más de ciento cincuenta mil personas han sido beneficiadas de manera directa por acciones estatales, y el estado alcanzó su nivel más bajo de carencia alimentaria desde 2016.
Esa misma lógica se aprecia en la inversión destinada a mejorar entornos urbanos y viviendas. Más de doscientas veintiocho obras de urbanización y rehabilitación han transformado comunidades, colonias y espacios públicos. Asimismo, once mil apoyos de vivienda han contribuido a reducir la carencia por calidad y espacios habitacionales a 5.1 por ciento. Cada uno de estos números refleja avances tangibles y verificables.
La visión de futuro también se manifiesta en la discusión sobre nuevas alternativas de movilidad para zonas de topografía complicada y fuerte densidad poblacional. En una reciente entrevista en los Periodistas por SpeakersTV, el director de la Agencia de Movilidad del Estado, Gerardo Cuanalo, expuso la posibilidad de incorporar teleféricos urbanos como complemento al sistema actual. Esta idea, lejos de ser experimental, ha mostrado eficiencia en distintas ciudades del mundo con retos similares. Su capacidad para superar terrenos difíciles, su construcción rápida, su menor afectación ambiental y su operación estable los posicionan como una solución innovadora y funcional. Además, promueven la integración social, conectan comunidades aisladas con centros urbanos y ofrecen una experiencia de traslado segura y cómoda.
Un ejercicio de consulta ciudadana en zonas como Menchaca y San José el Alto permitiría identificar necesidades específicas, medir la demanda y socializar un proyecto que podría transformar el desplazamiento cotidiano de miles de personas. La participación ciudadana no solo legitima decisiones públicas, sino que amplía la comprensión colectiva sobre las alternativas disponibles para una ciudad que crece a ritmo acelerado.
La combinación de cohesión política, políticas públicas efectivas, innovación en movilidad y resultados medibles explica por qué Querétaro mantiene indicadores favorables en seguridad, economía y desarrollo social. Aun cuando el país enfrenta retrocesos en educación, servicios de salud, creación de empleo y certidumbre jurídica, el estado sigue avanzando con dirección, esfuerzo institucional y responsabilidad compartida.
No hay improvisación, no hay excusas y no hay territorios controlados por grupos criminales. En Querétaro prevalece un rumbo claro, sostenido por la coordinación entre ciudadanos, organizaciones y gobierno. Y aunque persisten desafíos, como la presión demográfica, la movilidad creciente y la necesidad de equilibrar el desarrollo urbano, la fortaleza institucional del estado demuestra que es posible enfrentarlos con orden, estrategia y visión de futuro.
A seguir viviendo en el ambiente seguro del Estado aún con la sombra de lo que pasa en los demás y que se perciben muy cerca o hasta algunos ya presentes.
ResponderBorrarAgradecido por lo bien hecho y aún así cuestionando la que no se aprecia como bueno y viendo que falta mucho trabajo continuo mirando las carencias de muchos ciudadanos por mil motivos personales, familiares, sociales que mientras permitan ayudarlos tienen respuesta a la medida de las posibilidades.
Aplaudo sencillamente las actividades diarias y que las hacen presentes exponiendolas a la Transparencia de su actuar y al escrutinio de los que nos ayudan a revisar y exponer para estar enterados.