lunes, 29 de septiembre de 2025

Querétaro quiere avanzar y Morena tranzar

Querétaro vive un momento histórico en varios frentes. El gobierno estatal presenta avances contundentes en materia social y económica: la pobreza se redujo en un 23% y la pobreza extrema en un 59% entre 2022 y 2024, cifras que superan la media nacional y que no son casualidad. Detrás de esos números hay una decisión política clara: 9 de cada 10 pesos del presupuesto estatal se destinan al gasto social, lo que se traduce en apoyos alimentarios, vivienda y un transporte público que hoy es ejemplo nacional.

En lo económico, el estado se consolida como polo de atracción para la inversión extranjera. El mejor ejemplo es el proyecto de CloudHQ en Colón, con una inversión de 4,800 millones de dólares para levantar el centro de datos más grande de México, que generará 7,200 empleos temporales y 900 permanentes altamente calificados. A ello se suman los más de 80 mil empleos creados desde 2021 y la llegada del vuelo directo Querétaro–Madrid, que abre la puerta a nuevas oportunidades de negocios y turismo internacional.

Otro logro que no debe pasar desapercibido es la responsabilidad financiera: a mitad del sexenio ya se ha pagado el 50% de la deuda estatal contratada para proyectos de infraestructura y modernización del transporte público, que hoy es el que más ha crecido en todo el país. El compromiso del gobernador Mauricio Kuri es claro: al final de su administración, Querétaro se entregará con deuda cero, un dato que muy pocos estados del país pueden presumir.

Pero en la carretera del desarrollo de Querétaro, Morena se convierte en bloqueo. El caso más grave es la cancelación del proyecto hídrico El Batán, la apuesta más seria para garantizar agua a las próximas generaciones de queretanos. Lejos de actuar con responsabilidad, los diputados morenistas y sus aliados en el PT bloquearon el proyecto, privilegiando cálculos partidistas sobre el derecho humano más básico: el acceso al agua. Su oposición deja al estado en una posición vulnerable frente a una crisis hídrica que no se resolverá con discursos ni aplausos en el Congreso.

La incongruencia se extiende a nivel federal. Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum y su secretario de Economía, Marcelo Ebrard, presumen en giras y conferencias las inversiones que llegan a Querétaro con los data centers de CloudHQ, Amazon, Google y Microsoft, sus propios legisladores en el Congreso no gestionan ni un solo beneficio para el estado. Al contrario: aprueban recortes presupuestales que afectan salud y educación, y dinamitan proyectos estratégicos como El Batán. En otras palabras, el gobierno federal presume lo que Querétaro logra atraer por su cuenta, pero sus diputados castigan al estado en lo que realmente importa: presupuesto, infraestructura y viabilidad futura.

Otro ejemplo de esta contradicción es el tren México–Querétaro–Irapuato. En papel, suena atractivo: movilidad rápida y conectividad con la capital del país. En la práctica, abundan más dudas que certezas. La experiencia del Tren Maya encendió todas las alarmas: sobrecostos, retrasos, corrupción y daños irreparables al medio ambiente. ¿Por qué pensar que ahora sería distinto? Los queretanos ven con razón el riesgo de que este proyecto se convierta en otro hoyo negro de pérdidas y corrupción, además de un atentado grave contra el ecosistema de Los Alcanfores, la seguridad y la armonía social. El problema no es la idea del tren, sino la incertidumbre sobre quién lo hará y cómo lo hará.

En paralelo, el Colegio Médico de Querétaro alerta que los recortes federales ya golpean al sector salud, poniendo en riesgo proyectos tan urgentes como el hospital universitario. Morena ha demostrado que su visión de centralizar recursos implica castigar a estados que avanzan por su propio esfuerzo. Menos dinero para Querétaro, aunque eso signifique sacrificar la atención médica de miles de ciudadanos.

Querétaro avanza a pesar de los bloqueos y recortes de Morena. Pero los retos que vienen, sobre todo en materia de agua, salud y medio ambiente, no pueden esperar. Y aquí la ciudadanía debe ser clara: en 2027 estará en juego si Querétaro sigue por la ruta de crecimiento, inversión y estabilidad, o si se entrega a Morena, un partido que presume los logros de Querétaro al tiempo que lo castiga quitando presupuesto a un estado que es de los que más los genera y por otra parte dinamita su futuro hídrico. Morena no solo es incongruente; es un riesgo para el porvenir de Querétaro.

La del estribo

En este escenario, el PAN tendrá que mostrar mucha inteligencia política. La discusión sobre una posible alianza con el PRI divide opiniones: algunos militantes la defienden, pero es un tema que debe analizarse con frialdad y con cálculo aritmético. Hay que medir con lupa dónde y cómo podría ser viable esa alianza electoral, porque la experiencia reciente muestra que el PRI suma muy poco y cuesta mucho. El riesgo de cargar con la carcasa de un partido desgastado puede resultar mayor que el beneficio de unos votos marginales. El PAN deberá decidir si prefiere caminar solo con los buenos resultados de sus gobiernos y su fortaleza interna o hipotecar parte de su capital político en una alianza que podría ser más un lastre que una ventaja.

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