lunes, 15 de enero de 2024

Los abstencionistas, los verdaderos magos del análisis político

Si eres de los que considera que el voto es un compromiso serio y te sumerges en las aguas turbias de la política con la pasión de un fanático del fútbol, porque crees en que las acciones de cada uno de nosotros pueden hacer la diferencia ¡enhorabuena! no pierdas el sentido de lo correcto y esa aspiración por lo que la sociedad debería ser. Pero sí no te interesa en lo más mínimo la política, es más, si te da lo mismo o quizá te produzce tedio y hasta náuseas y no te tragas ese cuento de que la participación social hace la diferencia, seguramente perteneces a ese entrañable grupo al que llamamos "los abstencionistas".

Imagínate estar tan desinteresado en las elecciones que ni siquiera te importe fingir algún mediano interés por las decisiones que nos afectan a todos. ¡Esa es la vida de un abstencionista! Mientras algunos se aferran a sus candidatos como si fueran sus amuletos de la suerte, tú eres de los héroes cotidianos que optan por un enfoque más relajado, disfrutando de sus días sin el agobio de las encuestas y los debates. Y no te culpo, te confieso que a mí también me desgasta ver las calles tapizadas con los rostros de los políticos con cara de buena persona y sus slogans cursis asumiéndose como los avales de la esperanza y lanzadores de las más nobles promesas para alcanzar un futuro mejor para todos.

Así que es perfectamente entendible que tú también estes harto de la marea de spots en radio y televisión con los candidatos queriendo impresionar a los candidotes diciéndoles lo buenazos que son, lo mucho que los quieren y todas las cosas maravillosas que han hecho y van a hacer por ellos.

Pero tú no eres de esos, tú formas parte de un sector que sigue creciendo como la espuma en nuestro país. En las elecciones de 2018 en México el abstencionismo alcanzó un respetable 36.57%, y en las elecciones posteriores ¡un impresionante 67%! Parece que cada vez más personas están optando por la opción de quedarse cómodamente en casa probablemente con la idea de cualquiera que sea el partido o los candidatos que sean electos el resultado será más o menos el mismo: una cosecha de toneladas de promesas incumplidas y males sociales que como el dinosaurio de Monterroso, cuando despertamos todavía estaban allí y cada vez más grandes y gordos.

Según un estudio de Focus Consulting Group, se espera que entre un 32% y un 35% de la población sea indecisa en las elecciones presidenciales de 2024 en nuestro país. Pero ¿será lo mismo ser indeciso a ser indiferente? unos todavía no saben, a los otros citando al grupo Maná, les vale, vale, vale...

Recientemente leía al experto en ciencias políticas Luis Miguel Miller Moya que mencionó en un artículo que: "El voto hooligan está en aumento", se refiere a esos que ya tienen su elección grabada en piedra, sin importar las sorpresas de las campañas políticas, son aquellos que no solamente saben por quién van a votar y que no sólo no van a cambiar su decisión pase lo que pase, sino que harán todo lo que esté en sus manos para que los demás también voten por "su candidato o candidata". Un indeciso, por el contrario, es un ave rara a la que si le apetece informarse, escuchar las posturas y propuestas de los candidatos, se entera sobre el récord en las responsabilidades anteriores de esos candidatos, sobre sus capacidades y evalúa su congruencia en relación diversos temas de interés público, teniendo una postura moderada y manteniendo un sano grado de incertidumbre sobre los resultados de las elecciones puesto que entiende que la mayoría tenemos puntos de vista y motivaciones diferentes a la hora de votar. Para un indeciso una elección es un evento de relevancia y emocionante en el cual está ansioso por participar.

A los abstencionistas no les mueve lo emocionante, ellos saben exactamente cómo va a terminar una película antes de que comience, para ellos todo da lo mismo y todos los políticos son iguales.

Son esos que se tragan sin salivar los cuentos que escuchan de su tío que trabaja en el gobierno o de ese cuate que era compañero de la carrera y que ahora está muy metido en la polaca o del opinador de medios y redes que se las sabe de todas, todas cuando afirman que las cosas ya están pactadas, que el arroz ya se coció, que tal o cual trae acuerdos con este y aquel, que las elecciones están bien planchadas, así que no hay por qué tomarse la molestia y distraer un rato del domingo en ir a una casilla para votar si no es más que una pérdida de tiempo y al final de cuentas todos son lo mismo.

Así que, aplaudamos a los abstencionistas, esos maestros zen de la política que han decidido que la vida es demasiado corta para preocuparse por quién estará al mando. Después de todo, ¿quién necesita votar cuando se puede disfrutar de un buen meme político desde la comodidad del sofá y despotricar de lo mal que está el país en Facebook o Twitter, (Disculpa Elon me refiero a "X", todavía no me acostumbro). ¡Larga vida a los abstencionistas! Los verdaderos y más aguzados científicos del análisis político y pilares de la democracia, sin ustedes no seguiríamos teniendo este entretenido circo al que le llamamos política mexicana. 

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