jueves, 17 de noviembre de 2022

La marcha por la democracia es solo el principio - Por Omar Castrejón


¿Para qué sirvió la marcha del pasado 13 de noviembre en defensa del Instituto Nacional Electoral? ¿Cuál fue el mensaje que enviamos miles de mexicanos que nos manifestamos en las principales ciudades del país y para quienes estuvo dirigido?

El primer mensaje es claro y fuerte: al presidente López Obrador y su grupo político que se han apoderado desde su llegada a la presidencia de la república de muchos espacios de poder importantes del Estado para eliminar o debilitar cualquier contrapeso que ponga límite a sus decisiones, logrando desmantelar o cooptar instituciones y subordinar a los titulares de órganos que se supone deberían ser autónomos; a gobernadores, a diputados y senadores así como a magistrados del poder judicial; haciéndolo siempre con tácticas carentes de ética y hasta de legalidad siendo la insidia, la extorsión, la amenaza y el chantaje sus herramientas predilectas para alcanzar los fines que se ha propuesto; a él y a sus secuaces los ciudadanos le plantamos cara, de forma firme y valiente le hemos dicho que con nosotros no puede hacer lo mismo, que a millones de mexicanos no nos engaña con su retórica llena de falsedades ni nos compra con dádivas provenientes del erario público. 

A los partidos políticos de oposición, a sus dirigentes, a los militantes que ocupan posiciones en los tres niveles de gobierno y sobre todo en la Cámara de Diputados y en el Senado Mexicano, también les enviamos un mensaje muy contundente: NO NOS TRAICIONEN, el costo puede y será muy caro de hacerlo; ustedes con su ambición, su incapacidad para resolver los problemas más graves del país y su complicidad para dejar impunes a quienes han dañado a México le abrieron la puerta al este conjunto de maleantes que están destruyendo la incipiente e imperfecta democracia que durante décadas y con el activismo y esfuerzo de millones de ciudadanos se ha podido edificar.

Esos mismos ciudadanos somos los que salimos el domingo pasado a las calles, esa parte de la sociedad a la que Andrés López no se ha cansado de insultar y menospreciar, acusándonos de clasistas, racistas, hipócritas y corruptos cuando es exactamente lo contrario, somos la parte de la sociedad que no se va a doblegar y aunque aparentemente el presidente conoce la historia de México, en su discurso y en su mente la quisiera acomodar a lo que llama la transformación, dejando de lado intencionalmente el hecho de que ningún cambio ha sido posible en la historia sin la confluencia de todas las voces de la nación mexicana.

Nosotros somos los mexicanos que trabajamos, estudiamos, contribuimos, respetamos la ley y que estamos muy bien informados, somos los mexicanos que participamos, que somos solidarios y que tenemos un sentido de civismo y verdadero amor a la patria y que estamos dispuestos a marchar, alzar la voz, actuar y hacerle frente una, mil veces y  las que sean necesarias.

AMLO y su grupo de esbirros nos han robado mucho desde su llegada al poder: la certidumbre como país, el respeto internacional, miles y miles de millones dilapidados en proyectos basura y saqueados en corrupción, la posibilidad de tener desde el Estado Mexicano instituciones que atiendan las necesidades de seguridad, salud, educación y empleo digno; han desprotegido a los más vulnerables y se han aliado con criminales y corruptos con la intensión de perpetuarse en el poder a costa de todo, pero lo más grave es que nos han robado la unidad nacional, han sembrado odio y discordia entre todos los mexicanos que ya no nos vemos como hermanos sino como rivales, como "los otros", como el enemigo.

La marcha del 13 de noviembre fue un: ¡NO MÁS! y apenas el comienzo, la llama de la razón y la concordia se esparcirá como un incendio que no dejará de tocar la conciencia de cada mexicano de bien en nuestra nación que eventualmente entenderá que no somos un país de un "pueblo bueno" y de "adversarios malos" de "fifís" contra "chairos". Ninguna transformación se puede construir sobre mentiras y rencor y sin tomar en cuenta a todos, eso va para los que se sientan parte de dos bandos. 

El México que todos queremos no se construye insultando y anulando a los demás, una nación se conforma aceptando todos los puntos de vista y construyendo acuerdos, porque la inseguridad, la padecemos todos, los peligros nacionales y mundiales acosan a las familias de todos, los países que han sido destruidos por la violencia y la miseria de los que hoy huyen expulsados por millones sus habitantes, recorrieron este mismo camino maldito.

¡Basta! paremos los insultos y agravios de unos a otros, el odio y el miedo son formas de control,  dejemos de enfocarnos en lo que nos separa y vamos a darnos una mano y a escucharnos para encontrar lo que nos une y hace mejores no permitamos que México se convierta en el país de la venganza y la confrontación.


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